Reflexiones para tí.

El Santo Enojo de Jesús

Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado. Juan 2:15, 16.

El carácter de Cristo es un carácter simétrico, equilibrado, que tiene como uno de sus componentes la “ira santa”, cuando es necesario. Es cierto que su tendencia habitual, como debería ser la del cristiano, es el trato bondadoso, pacífico, manso; pero Jesús no carecía de la capacidad de enojarse, y ser firme y decidido, cuando la situación lo ameritaba.

En el episodio mencionado en nuestro texto bíblico para hoy, hubo manifestaciones no solo emocionales y verbales, sino también de despliegue de fuerza física. Duro, ¿verdad? ¿Agresivo? ¿Violento? La enérgica acción de Jesús nos deja pasmados. No lo imaginamos actuando de esta manera.

¿Le faltó a Jesús el amor en esa ocasión? De ninguna manera, sino que, como ya hemos visto anteriormente, el amor verdadero no puede permanecer impasible ante la maldad, el abuso y el atropello. Y el amor de Jesús por esa gente abusada en su buena fe y buena voluntad, junto con el amor a su Padre celestial, a quien veía deshonrado por los comerciantes que habían convertido la casa de Dios en “casa de mercado”, lo llevaron a tomar una medida necesaria para tratar de impedir que su pueblo siguiera desbarrancándose en la perdición espiritual.

Hoy en día, esto no significa que tienes licencia para poseer y manifestar un carácter agresivo, violento, difícil de tratar. Jesús te invita a que aprendas de él a ser “manso y humilde de corazón” (Mat. 11:29). Pero, cuando la situación o el deber lo requieran, por defender una causa justa, a un oprimido, a alguien que está siendo herido o pisoteado, o por razones realmente valederas, no reprimas el manifestar la firmeza necesaria para resolver los problemas que no pueden ser solucionados solamente con “miel y algodón”, sino que exigen de ti también el cultivo de un carácter fuerte, robusto y valiente: “Portaos varonilmente, y esforzaos” (1 Cor. 16:13).

 

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El Tesoro Escondido”
Por: Pablo Claverie






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