Reflexiones para tí.

Los varones de Efraín

Ellos decían: Muy bien, di “Shibolet”. Si decía: “Sibolet”, porque no podía pronunciar la palabra correctamente, lo agarraban y allí mismo, en los vados del Jordán, lo degollaban. En aquella ocasión murieron cuarenta y dos mil hombres de la tribu de Efrain. Jueces 12:6.

Israel está en guerra civil. Los varones de Efraín fueron a pedir explicaciones a Jefté por no haberlos congregado para luchar contra los hijos de Amón, y las respuestas que recibieron no los tranquilizaron.

En realidad, da la sensación de que los varones de Efraín están celosos por el éxito de Jefté frente a los enemigos del pueblo, y quieren “opacarlo”. El éxito de tu hermano no significa una derrota tuya. ¿Cuándo aprenderemos a alegrarnos con las alegrías del otro?

La discusión pasa a mayores, y el juez junta a su ejército galaadita y enfrenta a los celosos vecinos, derrotándolos. Los atacantes se transforman en atacados, y los varones de Efraín -ahora fugitivos- tienen que intentar salvar sus vidas; para eso necesitan cruzar el Jordán para regresar a sus territorios. Los hombres de Jefté se colocan en la frontera y realizan la prueba lingüística del origen: Shibolet, vive; Sibolet, muere. Cuarenta y dos mil muertes absurdas de hermanos.

La diferencia en las palabras era una cuestión de pronunciación. Casi iguales, pero diferentes. Tan parecidas, tan diferentes. Un detalle, casi imperceptible, marca destinos absolutamente distintos.

Dios no va a pedir que pronunciemos ninguna palabra para definir nuestra vida o nuestra muerte eterna. Pero él tampoco va a permitir que los “casi” entren en el Reino de la vida. Los “casi” no pasarán el Jordán espiritual.

Cuántos de nosotros andamos por la vida gritando “sibolet”, creyendo que podemos engañar a todos, cuando en realidad, como decía Abraham Lincoln: “Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todos todo el tiempo”.

La diferencia puede ser pequeña, pero es definitiva. Además, recuerda que si lo que el expresidente de Estados Unidos dijo es verdad, lo que el apóstol Pablo dejó registrado en Gálatas 6:7 es absoluto: “No se engañen: Dios no puede ser engañado…” Una vida casi cristiana, una vida casi de comunión, una vida casi verdadera, una vida en la que Cristo casi ocupa el primer lugar, es un “sibolet” que te dejará de este lado del Jordán.

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor






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