3 de noviembre de 2023 | Necoclí - Antioquia - Colombia

Desde una vida marcada por abuso y alcohol, Senel Pájaro Arrieta encuentra un camino hacia Jesús, impactando positivamente a su comunidad y forjando una nueva vida llena de propósito.

En el mes de junio del año 2010 en la iglesia Adventista Emanuel de Turbo se vivió un día inolvidable, ya que tuvieron la oportunidad de presenciar un milagro: Ver el bautismo y escuchar el conmovedor testimonio de Senel Pájaro Arrieta, que muestra la redención y el amor de Cristo Jesús, demuestra como un profundo encuentro con Dios puede transformar una vida a un faro de bendición.

La vida de Senel Pájaro da su comienzo el 23 de julio del 1952, donde nace y tiene una infancia triste, solitaria que le permiten entrar a un mundo lleno de alcohol a su corta edad.

“Nunca tuve la oportunidad de sentirme amada en mi niñez” expresa Senel.

A los 16 años Senel se casa, tiene 3 hijos, allí sufre abuso y maltrato físico, psicológico y económico, a su temprana edad decide terminar su relación con su entonces marido y entra a una vida desenfrenada que hace que traiga al mundo una hija más.

Senel se convierte en una mujer alcohólica, desordenada y devota a los santos hasta que a sus 30 años escucha hablar de Jesús y decide bautizarse en la iglesia adventista, pero poco tiempo después empezó una relación en yugo desigual con un hombre y termina volviendo a la vida mundanal nuevamente, donde termina su relación con dicho hombre y sigue su vida desordenada.

Un día el hermano Felix miembro de la iglesia Adventista del Séptimo Día visita a Senel con la esperanza de darle los estudios bíblicos, ella los acepta, pero no había un deseo por parte de Senel para estudiar la Biblia.

Cada vez que el hermano Felix y los adventistas iban a visitar a Senel ella se escondía o fingía que estaba dormida para no escucharlos hasta que un día los insultó y les expreso que ella no quería ser visitada por la iglesia ni quería los estudios bíblicos de la fe de Jesús.

Pero los hermanos adventistas siguieron con constancia visitando a Senel y un día en una semana de campañas, el hermano Felix se dirigió a la casa de Senel y le extendió la invitación a participar de las conferencias y ella empezó a colocar muchos pretextos.

“El primer pretexto que le dije fue que no tenía linterna, pero el hermano Felix se ofreció a llevarme y traerme de vuelta a la casa, luego le dije que no me había arreglado y él me dijo que me esperaba hasta que me quede sin excusas y decidí asistir para que me dejara de molestar” afirma Senel.

Esa noche fue importante para la vida de Senel Pajaro porque quedo impactada con el mensaje que allí se habló, fue la primera vez que escucho hablar sobre la ley, a ella le gustó mucho como los adventistas cantaban, pero sobre todo le impactó el himno 534 En tu nombre comenzamos también le llamo la atención la manera en que está organizada la Iglesia Adventista.

Desde esa noche las visitas de Senel a la iglesia se hicieron más frecuentes hasta que a sus 49 años vuelve a formar parte de la Iglesia Adventista.

“Me bauticé en junio de año 2010 y fue la mejor decisión” dice Senel.

Desde ese momento la vida de Senel Pajaro empezó a cambiar hasta el punto de dejar sorprendidos a los habitantes de su comunidad, se convirtió en directora de un grupo pequeño que está en proceso de convertirse en iglesia, en la vereda de la Islita que pertenece al municipio de Necoclí del departamento de Antioquia en Colombia.

La forma de vestir, hablar y comportarse de Senel es completamente diferente a la de su antigua vida, ella hoy es una mujer comprometida con la misión de presentar a Cristo al mundo.

Para completar las bendiciones en el año 2020 contrajo matrimonio con Silverio Mendoza, quienes ahora conforman una bendecida familia para honra y gloria de Dios.

 

Senel Pajaro Arrieta dice: Yo era una mujer que cuando no había aceptado a Cristo no tenía paz ni nada, pero solo Dios fue quien me pudo cambiar y Él me transformó, así como me cambio a mí y me dio la paz, el gozo también lo puede hacer contigo porque tú eres un hijo de Dios y Él te ama, quiere que tú pertenezcas a su pueblo porque Dios no quiere que nadie se pierda, sino que todos lleguen a un arrepentimiento y que tengan vida eterna.

 

 

Redacción: Gina Reyes | Comunicaciones Asocentro






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